Un lugar para el experimento en su acepción más amplia para el ser: social, vital, espacial, arquitectónica…
Algunas de sus construcciones, su morfología…etc. a una le hacen recordar a Boulé o Le Corbusier (aunque su configuración sea totalmente opuesta a Chandigart). Ese momento en el que la opción de otra sociedad más justa es posible y, además, está facilitada por el diseño en el lugar. Una ciudad aún en construcción en la que Roger Anger, el Gobierno de la India, la UNESCO y, sobre todo, las aportaciones de muchas personas, han hecho posible.
Una ciudad planificada para 50.000 personas pero en la que habitan pocas más de 6.000.
Actualmente asistimos al nacimiento de proyectos de cohausing, colectivos diversos, comunidades en repoblados… la búsqueda continua de esa sociedad más justa (que, ojo, puede no tener nada que ver con lo que nuestros vecinos entienden como «sociedad más justa»), más sostenible, más equitativa… ¿Es todo esto una utopía?
Ayer salía en El País la noticia del cumpleaños de Auroville; ciudad utopía que está a punto de cumplir los 50.
Os dejo un extracto de la misma.
Por Ana Vidal Egea
Desde El País
«Una sociedad sin policía, en la que no se maneja el dinero, no existen las religiones y cada uno aporta su habilidad a la comunidad. Estos fueron los pilares sobre los que en 1968 se instaló en la costa de Tamil Nadu (India) un grupo de personas dispuestas a llevar adelante su propia utopía, una ciudad experimento. Eran personas libres, cuyas vidas serían regidas por doce virtudes: igualdad, generosidad, receptividad, perseverancia, humildad, sinceridad, gratitud, aspiración, coraje, bondad, paz y progreso. La llamaron Auroville, está a punto de cumplir 50 años y aún anda lejos de lograr el ideal con el que nació.
El objetivo inicial era construir una ciudad para 50.000 personas, aunque actualmente sus residentes ascienden a 6.000, de 36 nacionalidades distintas, la mitad de ellos indios. Solo 2.700 tienen derecho a voto. Sus habitantes aseguran que ha logrado ser un lugar autosuficiente gracias al turismo, la exportación de alimentos y productos artesanales, así como la implantación de sus proyectos de música y arquitectura en el exterior.
A esto hay que añadir un extenso listado de apoyos internacionales a lo largo de su historia, entre ellos el de la Comisión Europea o el Gobierno de Navarra, la UNESCO y el Gobierno indio, que les proporciona una subvención anual, según documentación aportada por los miembros de la comunidad.
Auroville se fundó como una meca de la forma de vida alternativa (…)»