Fotografías: Patxi Uriz y Carlos Molina
Fez, ¡qué ganas de viajar!
El mundo curtidor, que tan de cerquita estamos investigando en ProyectoPiel, nos hace volar y aterrizar directamente en Fez. Pasear por esas callejuelas medievales; percibir esos colores… y esos olores, sí efectivamente no serán los más agradables, pero todo se torna en belleza si somos capaces de leer su historia y tradición. Aquí os dejo con el extracto texto de Olga Sunyer y como ella dice «pasear, oler y mirar», solo tenéis que pasar.
Por Olga Sunyer Desde Espíritu Viajero
“No hay duda alguna. Si Marrakech, la roja y bereber, la gran vividora, es la que más nombre tiene; si Casablanca ha alcanzado fama mundial gracias al “Tócala otra vez” de Bogart; si los grandes y maravillosos tours por el Gran Atlas convocan a la aventura; si el aroma de otros tiempos conducen nuestros pasos a los bellos pueblitos de Asilah, Chauen y la bella Essaouria, entre otros; Fez es la que permanece ahí, como un secreto a voces entre los buscadores de tesoros.
Siempre que puedo me escapo a Fez. Siempre me recibe con los brazos abiertos. Y siempre me dejo arrastrar por la marea humana que desciende de las callejuelas; perdiéndome bajo las bóvedas, en callejas sin salida con muros ciegos cuyas casas dan, en su interior, a patios tan frescos como oasis; o por entre el barrio de los curtidores, donde los hombres con las piernas desnudas se introducen en grandes cubetas redondas, llenas de un líquido rojo, de pieles que huelen horrible.
Y entonces, al poco rato y desorientado, me siento a beber, sorbo a sorbo, un té ardiendo y muy azucarado, mientras contemplo el hormiguero urbano que se precipita por todos los lados hacia el lecho de un oued hoy día parcialmente recubierto.
Desde el bulevard circular que abarca las colinas cubiertas de pequeños olivos y miserables suburbios se llega a las tumbas merinidas, que se destacan sobre bellas montañas salvajes. Antaño se podía sentar uno en un admirable café moro para admirar el panorama. Actualmente, signo de los tiempos, es desde el gran hotel de los merinidas desde donde se puede ver la ciudad de color leche acostada en el valle como obligada por la frondación de los parques. (…)”
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*Esta entrada forma parte de Learning City Project, el proceso de tésis doctoral de Uxua Domblás Ibáñez. Por favor, si vas a utilizar alguna de las imágenes o información del blog, no hay problema siempre y cuando menciones su autoría y dónde lo has encontrado.